El paisaje ejerce, pues, una influencia nefasta sobre el áni-
mo de García Lorca. Le falta todo lo...
pequeño que en ella se alberga: \"No hay cantos de ranas\"
dice. Siente la necesidad de comunicarse permanentemen-
te con la naturaleza. Un día le dice, imperioso, a su amigo:
\"¡Cállate... quiero oír el ritmo del viento... me habla de an-
taño!\" Otro día explica cómo se le ocurrió el poema sobre
el lago Eden: \"Yo bajaba al lago y el silencio del agua, el
cuco, etc., etc., hacía que no pudiera estar sentado de nin-
guna manera porque en todas las posturas me sentía lito-
grafía romántica con el siguiente pie: Federico dejaba
vagar su pensamiento. Pero, al fin, un espléndido ver-
so de Garcilaso me arrebató esta testarudez plástica. Un
verso de Garcilaso\":
Nuestro ganado pace. El viento espira.
\"Y nació este poema doble del lago del Eden Mills.\"
Poema en el vídeo adjunto.
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Continuará