Un ancho y gris sombrero
frente a mis ojos se cierne,
el húmedo Eúros que viene
huele a domingo de enero.
Qué bien sienta esta lluvia
después de un horno de tardes
con el sudor tallando carnes
labrando surcos con gubia.
Impetuoso y párvulo verano
quieres ser adulto pronto
sin que te cojan de la mano.
Por eso el cambiante viento
se lleva el calor temprano
mojando el tejado sediento.
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