Es en el día,
en que te envuelven
ajenas las faltas, culpas y
decepciones.
En aquel momento por escuchar muestras de amor y
una palabra a su tiempo
diera, alma mía cuanto posea:
¡La flor de la juventud, el vigor y el ingenio!
Es en el día en que se nubla tu mente,
en vanas palabrerías,
que tus labios impulsan,
podredumbre a borbotear.
En aquel momento por acallar tu frente
el habla irreflexiva
como estocadas de puñal que pasa cual ardiente fuego
en todo tu cuerpo,
diera, alma mía cuanto desea:
¡Techo propio, el amor y alargar el tiempo!
Es en el día de la trasgresión alto pasar,
el furor que posee tu cuerpo apagar,
a miel de tus labios apelar,
y al otro edificar.
Entonces, si al mundo haz de conquistar,
diera, alma mía por cuanto espera:
¡Juventud eterna, el paraíso y un distinto gobierno!
Dama Roja