Que no me piensas más,
que no me extrañas.
Que mi amor ya no anida
más en tu alma.
Que no pensando en mí
recobrarás la calma.
Que nunca más tus labios
Repetirán ¡Te quiero!
Que el sentimiento aquel
tan sólo fue mentira.
Que tus besos
no fueron verdaderos.
Que el temblor de tus labios
fue fingido.
Y el calor de tus manos
pasajero.
Que más saber de mí
ya no quisieras.
Que mirarme otra vez
te enferma al pensamiento
Que nunca forjará
tu corazón quimeras.
Que no recordarás, jamás,
nuestros momentos
A todo lo que dices,
ángel mío,
tan sólo puedo responderte
¡Mientes!
Mérida, Yucatán 1976