rosamaritza

LA CARNADA

 

Sola en el río y en completo silencio, observaba a un señor que pescaba, me dirigió una mirada y puso un dedo en su boca en señal de silencio, enseguida el pez pico la carnada, se retorcía brincaba mientras él lo sujetaba y en el cesto lo guardaba.  En ese momento la escena del pez que aún con vida se encontraba me hizo pensar, lo corta que una vida puede ser y todo por morder la carnada. Un instante de esparcimiento de parte del pescador, y el pez solo un momento disfruto la carnada.  El pescador recogió su cesto y se fue mientras mis pensamientos se ahogaban en un rìo de làgrimas.

 

Y la vida continúa …