Ojos de sol y de miel.
Pupilas de luna llena
que han puesto en mi alma pena
con amargura de hiel.
Ojos de tierno mirar,
que por dulces, son más bellos.
Ojos de tiernos destellos
culpables de mi pesar
Ojos tristes, de repente,
cual si adivinasen penas
frutos de amargas condenas
que me impusieran cruelmente.
Ojos que me dan la muerte.
Ojos que me dan la vida.
Que han puesto en mi alma dormida
la locura de quererte.
Ojos de noche y de día,
ojos de luz y de sombra.
De un contraste que me asombra
son tus ojos vida mía.
Alt Wander Mérida, Yucatán 1976