Y pasan, y pasan, y pasan los días, cada uno con su reloj en manorecordándome cada segundo que sigo aquí, viviendo sin vivir, viviendo sin ti. Y sigo aquí, esperando no sé qué de no sé quién, fingiendo que estoy bien mientras los recuerdos clavan dagas afiladas en el alma. ¿Escuchas eso? El sonido se ha ido dejándole el camino libre a mis oídos para que se torturen con el eco que dejaron tus pisadas cuando te marchaste. ¿Sientes eso? Hay un frío desgarrador en pleno verano, un frío que me recuerda que poco a poco me vas olvidando. ¿Viste eso? Es mi sombra encadenada a cada momento que estuvimos juntos, sin posibilidad de volar libre por los aires de un futuro mejor.
Anda ya estrella pasajera, deja a otros iluminar la oscuridad a la que tanto temes, vete ya que yo seguiré de pie frente a la adversidad mientras tú te vas por ahí a jugar. Algo en mí se rompió cuando mis ojos te vieron partir, algo en mí se ordenó cuando desapareciste, algo en mí se derrumbó cuando me volviste a mirar, y algo en mí murió cuando entendió que tú estabas frente a mí pero que jamás habías regresado de tu viaje sin vuelta atrás.
Esta noche la luna está como para escribirle versos tristes durante horas y horas hasta que se pierda el sentido del tiempo y el espacio, hasta que cese el dolor, o hasta que decidas regresar.