Por las venas
que riegan la belleza de la pasión
y por los laberintos del amor
venia dulzura y sensualidad buena
flor de la nostalgia.
En delirio de amores
entre gitanos y lunas
brillo tu ardor
andaluza garbosa
en noches bohemias
con luz y lagrimas
de estremecidas guitarras.
Van por tu camino
inquietas mariposas
de Córdoba y de Almería
con sus colores ampulosos
palpitantes
como los besos
de las mujeres de Andalucia.
Flor bella
hija del ensueño de Sevilla.
Halagada por las coplas
y amada por los diestros
de cintura de mimbre
y cutis de oscuro pétalo.
No pude arrojar al viento
del olvido
el recuerdo de tus besos
embrujados.
Y eran tan tristes
los celos.
Era tan triste la espera
y los toros bufaban
en la pradera.
Vibrando en tu alma
se estremecía
el cante jondo flamenco
ay niña
que ni hubieras sido...
La Malena,
de Jerez de la Frontera.
Estaba cerrado el jazmín
y los caballos galopaban
contra el viento.
Labios de vino fino y de sangre
andaluza de renegrida melena.
Ay Santa Margarita de Linares,
con Manuel Rodríguez en el ruedo,
y la verónica y la manoletina,
sobre alas del capote,
en su danza por la arena.
Era tan penoso tu desden
y los mozos arrojaban alelíes.
Ay bailaora,
con sangre mora y gitana en tus venas.
En la piel de tu alma
buscaban el amanecer y el ocaso
el calor de los rescoldos
que siempre guardaba
tu inflamada calidez.
El viento presuroso
con magia de los duendes
freno su vuelo
al oír tu lamento de partida.
¡Pero no tuvo tiempo de curar tu cuerpo invadido de muerte!.
Te llevó con su soplo
volando con tropilla andaluza
de mil pelajes
por el curvo atajo del cielo.
Golpeando las nubes,
con cascos de vieja estirpe
y poblando el ambiente
de palo santo
con castañuelas
de nervioso lamento.
Que vuelen al paraíso
tus sentimientos
hermosa sevillana
junto con las mariposas
de tu sensualidad,
que bien allí han de estar.
Y el infinito haga eterno
tu canto,
y lo lance a todos los rumbos
para que brille en el cielo
con el amor entero.
Yo pido desde el mundo,
en que yace tu carne muerta,
que los rayos de tu alma,
a la mía le den luz,
desde la azul inmensidad.
El corazón extraña lo que la soledad evoca.