Más o menos era así, debajo un fuego
de brasas de carbón, y sobre las dos horquillas
se ponía el bombo, con una pequeña puerta
por donde se echaban las castañas crudas
se avivaba el fuego y a darle vueltas y mas vueltas
a la manivela para dorar las castañas,
era una señora mayor y gruesa que se ponía
ya anochecido, con un frío que pelaba
a la entrada del parque, donde pasaba la gente
camino de la calle de los paseos y paso obligado
también a los tres cines que había
¡ Castañas calentítas ! y estaban que quemaban
¡ Déme una peseta ! se pagaba y se soplaban
y cinco a cada bolsillo, para calentarse las manos
al cine, que allí sabían a gloria, viendo la película
aquello ya pasó a la historia como todo
ya desapareciéron los tres cines antigüos
que con sus canciones alegraban el pueblo
invitando a su proxíma función de tarde o noche
tambíén se fué la voz de la castañera
con ella se matarón los recuerdos, si preguntas
nadíe la recuerda, todo lo de antes ha muerto
el mundo sigue girando, cada día un poco mas lento
y en un momento cualquiera puede ser
aunque no se quiera, asistir a nuestro propio entierro...