David Arthur

El guardían (The Keeper)

 

 

Al anochecer apareció en camino

hasta la torre redondo,

velada por suspiros de neblina,

su mano huésada giró la llave antigua

y abrió el portal vetusto de hierro,

respingando en sus bisagras oxidadas

 

Una riada de aire penetró la oscuridad,

sombras ominosas de muciélogos

 y ratones buscaron refugio,

quejándose de la intrusión,

giró de nuevo la llave para asegurar el portón,

como tantas veces ya

 

Lentamente subió la escalera helicoidal,

escalón por escalón hacia la luz tenue,

filtrando abajo desde su elevado fuente,

a molestar  el polvo encima los  archivos comatosos

de infames recuerdos abandonados

 

Con paternal  cuidado llevó sus encargos confiados

a colocarlos en su lugar ya reservado,

mientras sus dueños con tragos de vino embriagados,

en vano intentaron a olvidar

sus malas conciencias

 

Más arriba todavía subió,

a desaparecer en la luz calina,

una mueca despectiva divulgó sus pensamientos,

que concebible  su clientela creía,

que con su indulgencia,  

la redención de la perdición hubiera sido comprado

 

Sin embargo él siempre sabía mejor,

por ser el guardián de sus creencias falsas