Entre los arbustos verdes vi su cuerpo florecer
Cuando jugamos y mi conquista era un éxito rotundo,
La volví mi prisionera, la esclava de mi querer,
La amé como a ninguna, con amor puro y profundo.
Era alegre, como gaviota volando libre en el atardecer.
Un día, con el corazón a mil pulsaciones por segundo,
Vi que se estaba convirtiendo en una linda mujer,
Y de repente me sentí el más afortunado del mundo.
Pobre tonto soñador, poeta enamorado de una rosa,
No tenía la más mínima idea de lo que iba a suceder,
Al verse tal cual era, se me fue volando la mariposa,
Alocada por las miradas, ebria de piropos y del placer
De saberse el centro del universo, altiva, vanidosa,
Bella, atrevida y peligrosa, simplemente mujer…