Carlos Ars

El roble

He menguado,
Mis flaquezas me han tumbado,
Ahora estoy, abatido en el subsuelo
¡A punto de hundirme en el fango!
Debajo de mí, siento el Hades
Tan ardiente como aquella estrella
a la que le gira el orbe.
Mis demonios solo esperan que
me apuñale la zozobra,
Pero un susurro con su tono meloso
repite constantemente:

¡Mantened el temple!
¡Sed tan duro como el roble!
“Aunque caigas doblegado,
Habrá camino mientras respiréis, forastero,
Porque cada respirar es un rechazo al sueño eterno;
Fenecer:
Lo único que no tiene reparo.

Así, pues, levantad vuestra fortaleza
y seguid, alzad el rostro;
Ten el corazón tan fuerte como el roble,
caminad sin miedo alguno, sin redoble”.