Si una nueva era...
pudiera surgir promiscua,
entre haces
delirantes...
de pasiones desgastadas,
mientras
una tormenta
de rabia...
azul añil
se nos pudriera lenta
en la nieve
sin memoria
de la noche
de los celos.
¡Oh pálidos...
y lánguidos secretos,
nacidos breves
en la copa
indeclinable
de su herida... !,
allá
en su preclara
y narcisista...
enredadera,
donde
aquellos teoremas
de carnales
aromas...
e ignota cerca,
a veces
desligados...
por la fuente
de sus besos,
apenas
se nos anuncia
breve...
en la cárcel
desnudada...
por el ángel de la espera,
donde
heteróticamente...
la ausencia
del olvido manifiesto,
se nos carcome
ebrio
entre rosas
deslazadas...
desnudadas
por su puño.