Se ha olvidado de la caricia, de aquel beso prometido
Han perdido sus ojos la vista hermosa de la aurora rosada
En sus jardines se han plantado la hiedra, se ha encarnado
De sus lágrimas ignoradas, solo el silencio como testigo.
¿Cuánto yo hubiese deseado que te hubieras quedado pequeño?
Un poco de hierba verde en sus benditos labios, fue su alivio
Su primer sorbo fue la gloria, y su pase a su esperado infierno
Unos pesos en sus manos fueron la gran fortuna, aquí en el campo
Donde el cuerpo se arruga en la labranza, y el sol se alimenta de la espalda
Su primer disparo a un inocente, tan inocente como la mano que dispara
Nieve blanca en su respirar, valentía necesaria para disparar
Aquel que le ofrece una esperanza nueva, sicario de su propia alma
Un arma pesada, valiente se vuelve en limbo de las drogas es fuerte.
Una madre que llora la ausencia áspera del hijo perdido, no ha vuelto!!
Sus años valientes coronan de lágrimas sus mejillas, la esperanza agoniza
Los huesos ruedan enterrados entre piedra y lodo, ahí yacen los cuerpos
Inertes, olvidados, con sus últimas ropas y ni un lugar para reposar.
¿donde te encuentras hijo mio?
La tierra se mancha de sangre inocente y se seca y se vuela en el viento
Para posarse en los primaverales jardines donde las flores besan sus almas
Abrazan sus espíritus los ángeles, y mientras Dios derrama sus lágrimas
Por aquella madre desgarrada, que busca el cuerpo torturado de su hijo.
De Sol y Luna 04-07-2017