Raiza N. Jiménez E.

Vuelo Libertario.-



Haz una cita con Dios para pedir y cultivar el juicio.
No con libros y si, con corazonadas que salen del alma.
Saca a pasear la sabiduría de las estrellas que se
duermen de día y descansan, para brillar de noche.
De esa cordura es, la que hablo, del silencio sacro.
No brillan las estrellas cuando el gris cielo reposa.

¿Cuántas oscuridades nos regalan los desasosiegos?
No las he contado, dice una voz que no descansa.
Todos piensan con crudeza en el cautiverio de las
aves que, con alas rotas, se quejan ansiosas ante la
cruda y débil etapa de soledad, que es el presidio.
¡Todo exilio es una cárcel que apresa los sueños.!

Ave de paso, pero ave que vuela, es el hombre vivo. 
Ha sabido vigorizar sus alas, para volar a su antojo.
De rodillas ante la deidad o ante el amor bendito.
Pero, reptar no es de humanos libres y, sí de presos.
No hay rubor de cantos, ni alegrías en los destierros.
Alas presas, alas rotas, son preludios de una muerte.

Amigarte con el mal, es pensar que el bien no existe.
Si hay sangre en tu cuerpo es porque aún estás vivo.
De asegurarte has, que en tu corazón laten los bríos.
No te mueras antes de saber, por ti, que estás muerto.
Hombre de sal y tierra, ahora, has de saber quién eres.
Que no te timen los mitos, toca la piel de tus manos.

Háblate a ti, como si fueras las nubes que intentas subir.
No te veas bajo, elévate a lo alto y tutea a tu divino Dios.
Si eres el verbo, eres poder de creación, entonces créate. 
Nadie te reñirá y, aunque hablen, tu secreto no tendrán.
Nada tienes que asentir o negar, el silencio tu aliado será.
De evocar has, que eres hombre, un ser de voz y libertad. 

¡La libertad en el hombre es un pájaro de alto o bajo vuelo,
es sagrario bendito, es el altar donde reposan tus límites!

Raiza N. Jiménez/ 2/7/2017