Nos escondimos riéndonos
de Adán nombrando todas las cosas,
y quedamos amorfos y desconocidos,
libres de sus categorías, palabras y pecados.
Y nos reímos y nos perdimos
en nuestro primer juego
de disolvernos en todas las cosas
y reunirlas de nuevo
en tu piel y las risas
en el viento y mi cuerpo.
¿Y si buscara la risa del viento?
¿Y si me volviera mujer
y tornara mi carne fecunda?
¿Y si fundiera en mí todas las razas,
y no hubiera sexos, sino sólo cuerpos
y un instante previo al amor?
¿Y si mi carne se embriagara de risas,
y la risa acariciara el viento?
y el viento tejiera mis nervios?
y mis nervios florecieran las rosas?
y las rosas llenaran el cielo?
y el cielo perfumara las frutas?
y las frutas fecundaran las aves?
y las aves bailaran mi carne?
y mi carne se embriagara de risas?
Estaríamos todos reunidos,
fundidos en mi cuerpo, disueltos en tu piel,
sofocados en dulzuras y silencios íntimos,
de ese instante previo al amor.