ADANS BECMAN

LA TORMENTA DE LA VIDA...

Truéna tempestuosamente la tormenta

como caballos fustigados, se encuentran

caen rayos, sin pararáyos, huéle a ceniza

y se rompe un río de lágrimas

que riega la sedienta tierra, llora el cielo

por tanta maldad, que aflora pálida

de una mirada encantadora, hay silencio

en la fragüa del pensamiento, implora

la tremenda inquietud que vá por dentro

campamento, lleno de ignorancia

a las ordenes de un simple sargento

pálida es la luz, que la verdad alumbra

en lo mas oscuro, rincón de lo secreto

esperando el alba, está la ternura

simple e hingeníosa criatura, que bebe

el agua del pozo, de imborrables momentos

subo despacio hasta la cumbre y veo

el fuego del suelo, que es neblina

llora el aguijón en la carne taládrada

guardando en su interior la cálida espina

llevo las manos del todo infectadas

me curo, con desinfectante de orina

el termómetro marca, el calor del alma

de una tierna criatura, que nace con

la jubilación anticipada, eso si con dolores

y angustias enjauladas, de pájaros volantones

de terciopelo negro, se viste la campana

que no ha de tocar, en sus renglones

al nacer, ya firmamos, la póliza de la vejéz

y empieza la marcha atrás del cronómetro

de la vida, y el maratón hay que correr...

Bebe, que la muerte convida...