Ve corre y dile a ese hombre que te amo
Que yo era un juguete de entretenimiento,
La que disfrutabas en los días soleados
En grata compañía que te ofrecía un esclavo.
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Pero no le cuentes nunca al bosque
De aquellas gigantes maderas de álamos,
Que el canto de la codorniz piaba en los nardos
Y eras indiferente cuando tome tus manos.
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Te olvidaste de lo frondoso de aquel árbol
Dónde con una laja los dos nos dibujamos,
He hicimos insinuaciones de cuerpos excitados.
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Anda y cuenta di que no me enfado
Que en esas confusiones rozamos nuestros labios
Y como tus ojos grises en mi quedo grabado.