Déjame estar en ti, quiero perderme
—Para encontrar mi sino y ser yo mismo—
por las dulces veredas de tu cuerpo,
en las profundidades de tu abismo.
Déjame estar en ti, quiero sentirte
prisionera en mis brazos, palpitante,
trémula de emoción, enardecida,
y quemarme en tu fuego en un instante.
Déjame estar en ti, quiero sentirte
intensamente mía, para amarte
como nunca jamás te hayan amado,
que estando en ti, quiero entregarte
gota a gota mi sangre, y mis sentidos
despertar en la aurora de tu carne.
Alt Wander Mérida, Yucatán 1978