Aún perdura
la última luz...
de la melancólica quietud
vertida en su diamante,
verticales olas
se alimentan breves
entre transoceánicos cerezos
de plata derramada,
mas tiernas amapolas,
susurradas
de impertérrita
altivez...
se desgarran
huecas,
entre garzas
espumosas...
de idilio insostenido.