Edmundo Onofre

DISCURSO

      DISCURSO

 

Personas que hoy me leen:

¡Buenos momentos!

Habla mi silencio

rezagado tantas veces; acallado por gestos,

amenazas  y mis propios temores.

Su entonación será distinta a la que hubiese dicho

en aquel oportuno momento,

aún así, será mejor que volverle a enmudecer.

Hoy, aunque tal vez es tarde,

habla libremente, sin censura...

pide a mis labios le expresen lo que siente:

- Atrévanse a cultivar en la seriedad opaca

bienes generosos

que las manos urgentemente necesitan

para gratificar sus almas.

Avancen por  túneles oscuros del pecado,

desmalezando con sus mejores sables

arraigados genes que entorpecen.

Vibren cuando palpen aquellos sueños irreales

que se deslizan esquivos frente a sus narices.

Aplaquen el zumbido estridente de voces

que vienen a contaminar  virginales oídos

y a cambiar sus convicciones.

Gocen también de tempestades,

alojan gratuitas en la imaginación.

Escuchen, después hablen.

Dense todo el tiempo para oír...

enseguida, si queda tiempo, digan lo perfecto...

¡Ah!  si queda tiempo

no es lo mismo a que no se lo den.

¡Tómenselo! ¡ Hablen...!