Mirta Elena Tessio

¡¡LA JOVEN Y EL AMOR!!

¡¡LA JOVEN Y EL AMOR!!

El tiempo no determina la edad para enamorarte
y comenzaste a despertar tu corazón
y tu vida de amor, en lejanía.


Tímida, ocultabas la mirada.

huidiza eras el sol
escondiendo tu luz, sombría 
no podías mirar tus ojos en otros ojos,
pero tu corazón ardía.


Así llegaron y se fueron,

sin descubrir el beso soñado
la perla escondida,
porque las marcas de tu vida solitaria,
te indicaron el curso que seguirías.

Largamente hoy sé
porque te convertiste en esbelta joven,
temblorosa y ardiente, sutil latiente
y sin embargo sinuosa y letarga como la neblina
y despertaste pasiones en aquél que descubrió tu ángel.

Largos fueron los años que pasaste
sin el beso soñado, sin las caricias
y tu cuerpo se insinuaba
en delineadas y pequeñas curvas
mientras tu corazón latía,
apenas te enterabas de tus hormonas
y los desafíos de la vida.

Y creciste entre la ingenuidad de tus raíces
y las metáforas de tu cuerpo.

Pero el beso llegó callado, tierno
mientras tu alma se debatía
en una realidad saludable y genuina,
ese ángel dormido de ternura.

La pasión llegó después,
tras luchar con famosos paradigmas
y hubo lucha interna 
entre lo deseado y lo temido
el querer y no querer.

Los temores salieron
como fieles custodios de tu realeza
y en tu reino más prohibido
escondido como flama eterna,
un latido, un grito, escenario de lo vivo
confundió tu gloria.

Y la gloria fue tu ofrenda más preciada,
porque el amor vino con clarines
con gemidos, con lágrimas
contracciones de pudor
y elocuencia de ingenuidad
pero impregnada de sabiduría.


Tu ser entero vio la muerte y la vida en un instante

y la gloria fue el estar enamorada y sentirte amada
florecías joven, con cierta culpa
pero dichosa en los campos de la inocencia.


Crecías como magnolia desprendiendo su aroma,

y estaba bien porque tu experiencia fue buena,
y te sirvió para amar cada parte de tu propio Ser.

Eras la joven que se enamoró del amor
e idealizó la realidad
y esa realidad se deslizó entre tus dedos
como pétalos. 

Eras la joven que guardaba sus tesoros
más preciados en el cofre de la dulzura
y convertías tus dones en sabias reliquias.

No fue fácil decirle a tu adentro
que la vida te lo debía
y comenzaste a transitar
el camino de las decisiones,
aquellas que transformaría
el curso de tu inesperado mundo.


No fue fácil porque aún ignorabas lo real,
eras una ilusión tejida,
eras un sin fin de perlas que se ocultaban
detrás de la roca mas hundida
o tan lejana de las olas
allá en la cima de la más altiva montaña.

Convertías tus horas en telares de alegorías,
convertías tus pesares y tus anhelos en esperanzas
y sueños.

Claro que no fue fácil crecer
sobre todo ver, que nada es lo que parece ser
que no somos quienes creemos Ser.

Pero si entender que el crecimiento
es un completo contemplar
lo que realmente deseamos ser
y lo que Somos en realidad.

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