Amo el camino vacío, vestido de atardecer
cuando se alzan a lo lejos los pequeños remolinos
ese perdigón rojizo marcado por las carretas
las talanqueras abiertas en señal de libertad.
El pájaro que se va cuando la noche regresa,
la oscuridad que en abrazo va ocupando el horizonte
y poco a poco le esconde para tenderse a soñar.
Las estrellas han marcado agujeros en el cielo
es manto de terciopelo negro como la amargura
de plata la hermosa luna, coquetea con las cañas
Y va a mirarse en las aguas de la profunda laguna.
Por la llanura murmuran riachuelos adormecidos
luciérnagas han prendido farolitos por doquier,
allá en el alto jagüey tiene nido la lechuza
que prepara escaramuzas para alimento traer.
Al pie de la guardarraya una ceiba majestuosa
donde asientan y reposan los espíritus del monte
árbol sabio y milagroso alma del panteón Yoruba.
Perdidas por la llanura, las yagrumas fantasmales
en el bajío los palmares con sus penachos copiosos
Y al pie del bohío el pozo, rodeado de cafetales.
Camino, camino largo, interminable es mi tierra,
que dentro del alma entierra su raíz de cubanía
y me lleva cada día con su belleza y aroma
al poema que en sus lomas escribe la luz del día.
Autor: Alexandra L
6 de Julio 2017