Adrian VeMo

Hablan todos

Hablan

los brazos, las hojas de los árboles

la menuda lluvia

el colorido silbido de las calandrias

los algodones del cielo aislado

la locuaz soledad

el sabio silencio

el perpetuo viento arraigado

los pies exhaustos y tumefactos;

hablan todos

cuando

se apagan los motores de la rutina

y se cosen las bocas de las bocinas

cuando

el reloj va sin prisa con patas de tortuga

y la luna a las siete del ocaso madruga.

 

Hablan todos

cuando el hombre, a su lengua, calla.