Arena de la noche, silencio de agua,
atavío de la hierba y de las flores,
traes contigo brillantes colibríes
de leve transparencia y fríos colores.
Mi jardín parece cosmos constelado,
donde el mar distante hace eco,
donde todo es un interrogante,
nacimiento de lo azul en el sueño.
Te habla la noche, lenguaje lunar,
el viento te trae besos insonoros,
en ti todo viene y se va. Te asesinan
mis pasos cuando vago tormentoso.
Ah, lágrimas del suelo oscuro,
mi pecho es un jilguero de quebrantos,
la risa huyó dejándome campanario
de soledades. ¡Ceniza de los años!
Ven pronto telaraña de la alborada
a finalizar los jardines del rocío,
que mi cabeza está herida
con la lanza de los misterios.