A JOHAN STIVEN
A mi querido sobrinito…
Sueña pequeño
querubín, que tu bella sonrisa
trascienda del cielo
en gotas de roció
penetrantes a nuestras almas gentiles,
correteas de lado a lado
buscando inocentemente
la delicia de vida,
prodigas delicias
y tranquilizas
todo nuestro afán;
demudas y enfadas
más al alzar tu rostro
de nuevo sonríes
la bendición de nuestro cielo,
todo cuanto siento
amor al ser más pequeño
delicado y sutil.