Te he amado y no alcanza. Ni el amor
ni el tiempo alcanzan, todo se nos desgrana.
Como un rincón aturdido de mi sangre me espoleas al borde del llanto,
en vísperas del quiebre irremediable del espejo que somos.
Trepan los presentimientos como la acidez, rasgándonos
los estómagos del brío y el jovial descuido.
Se han acabado esos joviales descuidos.
Hay tanta luz que no te veo, cierra mis ojos, súeltame despacio.
Con este fracaso ganamos la partida, partiremos ahora.
Será que no emprendo y ya estoy fulminada,
será que cada paso es un golpe seco en el reverso de mis certidumbres.
Me quemo en tu silencio sin buscar excusa,
sin prestidigitar dimensiones alternas, caridades de erratas.
Te he amado y no alcanza para llegar al presente.
Todo tiene la desidia de las sábanas jamás secas, jamás limpias, jamás cálidas
mientras no consigo construir el amor ahora,
mientras te quiero tanto menos que me sustraigo de tus días,
mientras te alejo de mí
y comienzo a extrañarte.