Llegamos tarde mi amor, a las caminatas a orilla de playas, mientras en el horizonte atardecían nuestras miradas.
Llegamos tarde mi amor, al sendero de la alameda, para sentarnos en el follaje, bajo la sombra de la arboleda.
Llegamos tarde mi amor, en el ocaso de aquella aurora entre sueños que los devoran.
Llegamos tarde mi amor, al silencio de la montaña, y la llovizna entre la neblina que atardeció aquella mañana.
Y la vida continúa…