De los barbechos de la sangre y de la arena
la voz herida, la mano en el pecho
cansada la mirada, maltrecho, pasa
la vida pasa, como tormenta de verano
la luz radiante, me mira, y sigue
errante, su camino, ya solo queda
vivir en la fragua del olvido, la vida
sonoro cascabel, ni perdona, ni olvida
la luna sale, fugaz parpadeo, de la noche
galopan jinetes, en una carrera imaginaria
la arrogancia sobrevive, el alma calla
el viento sopla, las palmeras arropan
y todo pasa con unas prisas desmedidas
subo hasta las encinas, de mi soledad
y la angustia, es ansiedad, en un campo de minas
y a volar, si tienes alas de cristal, como pájaros
que vuelven a un nido que ya no tienen
tengo mi vida compartida entre baches y baibénes
nadíe da lo que no tiene, salvo la vida
si no la ha empeñado, en algún banco del parque
de un corazón enamorado, que se entrega
y dormido, sobre la fresca hierba, pienso
y ando entre bramidos y barrancas, el olvido
se entrega dulcemente, en los brazos
el regazo y la aurora, amanece, el sol de
una ternura, que languidéce cuando se va
hasta mañana, si es que mañana amanece...
Pondremos sobre la letra el acento...