BlackEar

Látigo del destino

Esa fuerza incontrolable que nubla las acciones del día

Esa niebla difusa, que empaña las meditaciones cotidianas

Ese sol anaranjado que nos sorprende ante la adversidad

Fuerza cósmica, aurora de los confines inimaginables

Guíanos, pero no nos atrapes en tus garras de incertidumbre

 

Cuando el viajero no encuentra pronto su destino

El viento comienza poco a poco a diluir su silueta

Nos descascaramos como un pan mal hecho

Cuando sentimos el látigo inhibir nuestros sueños

 

Pensamientos, proyecciones, deseos y metas del futuro

Han agonizado en el hospital de las emociones

Y es que la soberbia nubla nuestro juicio

Ante hechos que corresponden a un plano mayor

 

Homínido altanero, mutante que no acepta enigmas del vivir

Acércate a una doncella llamada paciencia, cariños ella te dará

Y te ayudará a entender que tu voluntad no es el mundo

Y que las aves, pueden de día o de noche dedicarse a volar

 

Reposemos, ¡Oh cielo estrellado!, en las hojas de esta verde tierra

Enséñanos a curar las heridas ensangrentadas

Que nos ha propinado la razón de existir