Mi niña Olga.
Por circunstancias de la vida
nos conocimos en aquel lugar,
cada una con un problema
donde nos fuimos a recuperar.
De estancia unos meses
contigo hice una amistad,
entre risas en el gimnasio
veíamos el tiempo pasar.
A mí me dieron de alta
pudiendo a casa regresar,
tú seguiste otro poco allí
a causa de tu enfermedad.
Mi querida amiga Olga
luchaste hasta el final,
siendo la más valiente
así te quiero recordar.
Simpática y risueña
en la boca su carcajada,
nos podíamos reír de todo
o, con mirarnos, de nada.
Tal sorpresa me llevé
nunca pensé en tu partida,
lloros, besos y abrazos,
ésa fue nuestra despedida.
Mucho te quiero, mi niña,
jamás te voy a olvidar,
un ángel de la guarda
tendrá el cielo de más.
Algún día, amiga mía,
nos volveremos a ver,
lloraremos de alegría
reencontrándonos otra vez.
Descansa en paz amiga.
AUTORA: ALMAR.
DERECHOS RESERVADOS.
10/7/2017.