En el puente de Triana nos cogimos de las manos y en la mitad del puente nuestros cuerpos se besaron, camino de la vela un julio muy caluroso los dos juntos caminamos.
Fueron menta y canela tus besos, y tus ojos dos luceros que iluminaban el río, la noche se nos hizo largos y bien aprovechados, tu mirada en mis ojos se clavaban.
Cuando teníamos sed, en vez de beber algo fresco, nos alimentábamos con nuestros besos hasta que vimos el amanecer iluminando nuestros cuerpos a orilla del Guadalquivir y es que Sevilla y Triana sus duendes del amor son así.
© Pepe Cascales Muñoz
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9 de Julio 2017