Enclavo mi atención
en el glorioso altar
de tu exsorbitante mirada
que enciende la luz en mis ojos,
en mi alma y su morada,
vanaglorio cada segundo
en una excursión de temblor,
deseos...
y desesperación por hacerme
de tus dulces besos,
por embriagar tu piel con caricias,
endulzar tus ganas
con el florecer de tus fantasías
y liberar al delirio
en la inmensa ambición
de sentir en tu ardiente interior…
a esa loca pasión
que eleva los cuerpos
a momentos
de un descomunal
e... ¡¡intenso placer!!