Poema para un viejo Ángel.
En una vieja tierra abandona donde se esconde una gran inversión.
I.
La Aurora besa los granos
que cavan buscando su luz.
Gime la tierra soledad de hombre de campo.
Rodeada de hierbas.
Pisadas de ratas,
chillando juguetonas caminan juntas y señoriales,
entre las brozas donde hacen su nido.
Allí, una chumbera con sus palas abiertas,
se mete en el viejo molino destruido.
Las negras merlas ,
en el ocaso saltan chalada sobre las eras abandonadas.
Las ranas de las charcas sin agua,
lanzan su suplica desde una viga caída del puente a Júpiter,
que les envía una garza.
Si acaso venís,
hombres atraídos por las mujeres de Ciudad Señora.
Y os asomáis a la última charca.
Veréis que los peces no huyen al veros bajo el agua.
como una tuna os saludan aleteando sobre un plástico que contiene el agua,
en lo más profundo del estanque.
Esperando todos junto el final.
II.
OH Cuidad señora,
cuando llegue la noche,
brillantes estrellas.
Se encenderán las hogueras.
Y saldrán las mujeres de fiesta
cantando desnudas y lúbricas bajo la luna.
III.
Oh señor ,
cubre mis ojos al concepto educación y feminidad.
Para caminar con verdad y rigor en este duro y seco valle.
Oh Vieja Deméter
Haz que mi guadaña espante los cuervos y siegue la hierba.
Que mi voz atraiga al agua.
Para que los nuevos hombres me observen con el gesto compasivo,
cuando clave el corvo pico sobre la tierra.
Sacando de la torva,
un corazón duro y brillante como el estaño.