No recuerdo si realmente era abril,
no recuerdo si aún sentía la misma emoción,
sin titubear: ya era tarde.
La sensación de una canción muerta.
Cómo si fuese la noche, era tan febril
no resuelvo sí aún era la misma connotación
como la llama, mi cuerpo arde.
Y los sentimientos son una vieja señora tuerta.
Sonaba la vieja canción, sonaba la triste realidad,
retrocedía, adelantaba y quedaba quieta mi emoción.
Tan brillante la luz de aquellas dos esmeraldas,
aún brillabas, pero se escondía en el mundo de las ideas.
Era a bastante sensitivo, lo creía sensitivo
a la expresión del vómito, una pausa y era perturbación.
Tú eres, yo soy, una cancelación en el tiempo
de las inquietudes vanas de un ser que dijo: ¡No!
Y como el amor en tiempos de hoy,
así se fue recordando.
Sin mentir, sin mentir fue de esas cosas
que un hombre no volverá a ver ni sentir.
Pues un gran fin.