Volando va el ave
hacia un destino infinito,
con la certeza de un hogar
más allá del horizonte.
Es lo etéreo de su alma
y el misterio de su canto
lo que por sobre el abismo
le permite volar.
Sobre rosas, tejados,
montañas y rascacielos,
recogiendo miradas,
dibujando en el cielo,
y es tu nombre, comprendo,
es tu nombre lo que canta.