Caminaba mi sombra
encadenada...
entre alambres desnudados
de belleza,
entre báculos... desusados
de cariño
por la raya inconsistente
del crepúsculo,
en una mañana de asfalto
y frío,
entre lívidas e impúdicas
soledades...
catedrales deslazadas
de silencio,
en el ónice...
desnudado
de su herida.