Naces en mis pies
cual sierpe atada a mi tallo
En las hojas de una rama invisible
rondas mis venas
fruta prohibida
En cada pequeña luna
te deslizas infinita
En un hallazgo terrenal
escalas en súbito asedio
como kundalini errante
en el helecho blanco de mis huesos
enredadera de campánula triste
Eres un manuscrito apócrifo
indagación perpetua
alquimia trasmutada
que me acontece
Me sucedes en cada jardín
en cada sombra que dejas a tu paso
en la brisa leve que se vuelve poesía
Eres todo y eres nada.