MonoFloyd

Adormecido

Tanto cuesta levantar el habla

se ha roto

cuesta tanto minar el alma

se ha acabado

cuesta estrechar la mano

se ha acalambrado,

y es mi virtud infinita

dar saltos bajo la arena

mi más sentido gusto

perder los segundos

la más grande de mis arcanas

esconderme bajo la cama,

porque es el hielo quien abraza

al fuego quien resbala

ni siquiera el viento

un trastorno que me avala.

 

Cuesta separar el sujeto del predicado

es una ardua proesa

juntar caminos y conducirlos

cuando el cerebro quiere ser yunque

y el corazón se salta su turno,

muy escabroso es el asunto

de la sed mental

cuando abro la ventana

y se empaña el desierto

y sus dunas líquidas

se atimorran en los párpados

¿cómo puede el mar soportar esta desdicha?

tal como la luna tolera a los poetas

y esa lóbrega obsesión de rosas.

 

Cogito ergo sum,

me dijo Descartes mientras buscaba a su dios

yo le dí la mano y me regaló el solipsismo

y no me dieron ganas de creerle

es muy lejano mi propio ser

que ha de existir en alguna parte,

fuera de mi.

 

Pero una nota segura se desplaza

y soy aquél instrumento que la busca,

una estrella en alguna galaxia estalla

y como un agujero negro

las respuestas escapan

y deforman mi espacio

al son de un concierto desconcertante

son lentos los arpegios

pero quieren estar seguros de ser oídos

que lástima que nadie les dijo

que el sónido no se propaga en el espacio

-aunque él mismo grita-