El segundo que precede al final de la vida,
ese segundo mortal que sucede al segundo natal,
millones de segundos marcan el tiempo de lo vital a lo mortal,
después todo en un instante se olvida.
Envidio la muerte tranquila,
de quien vivió como quiso,
vivió sin Dios y sin hechizo,
y creyó menos en Sansón que en Dalila.
El médico que llora en silencio,
el misionero que no discrimina,
y el maestro que enseña.
Al usurero desprecio,
la mujer es criatura divina,
admiro a quien en vivir se empeña.