Pompa y circunstancia
era la que llevaba
cuando acicalada
cruzabas la alborada.
Sobre su pelo el sombrero
de grandes alas doradas
no permitían ver
la joven verde mirada.
De blanco collar perlado
la cola del vestido ondeaba
los brazaletes engarzados
en esa mano enguantada.
La gran plaza entornada
para lucirse la dama
con alondras doradas
que suavemente trinaban.
Las pompas de jabón
suavemente se elevaban
mientras los niños miraban
donde sus ansias llegaban.