No quiero emotiva despedida
Ni promesa de un reencuentro,
Tampoco quiero verlas
Con sus tristes y acaudalados ojos
Empapados en nostalgia
Y sus labios
temblantes de razón.
Por ustedes, mis amigas,
Quiero anclarme en sus sonrisas,
Recoger el bello ramo
De alegría de sus rostros
Y mantenerlos conmigo,
Siempre conmigo,
Sin marchitarse nunca,
Fructíferos como siempre.
Por ustedes, mis amigas,
Quiero besar a la suerte,
Esta brillante suerte nacarada
Reflejando su diáfana compañía
En la ternura de mi pecho.
Y con ustedes, mis amigas,
Quiero tomar la mano
De un futuro dichoso
¡Ah! Y nada más dichoso
Que tenerlas a ustedes
como mis queridas
amigas.