Se mecen los rayos de luna
sobre las finas
y semi transparentes cortinas
que abanican sus humedecidas pupilas
Rebotan en aquellas paredes
que la aprisionan
lo aún frescos ecos
de sus gemidos de pasión…
aderezados con caricias
y promesas que atestiguaron
las sedas de su cama
y las maderas de muebles y cuadros
que en silencio
noche a noche le acompañan…
Aún guardan aquellas sedas
que sobre el lecho reposan,
los olores y fragancias
que hormonas y secreciones
en ese claustro soltaban;
pueden percibirse
muy difícilmente
el carmín desvanecido
de las sangres virginales
que a los hilos se aferraron
Su mirada cual saeta
acribilla cada silueta
que en la distancia adivina…
su pulso y respiración
en desmedida crepitan
acaricia una espera
que sabe no culminará
Reposa estrujada
junto al tocador
una cuartilla
que absorbe el fresco
de lágrimas
que en secreto se derramaran;
al escrutarle en detalle
puede leerse:
No se como expresarte,
no tengo cara para verte;
no se si volveré a verte…
¡no se si voy a volver!
Mientras sus pupilas
se precipitan en mares
por sobre sus pronunciados senos
que desde debajo de la bata
amenazan con emerger;
esos mismos que fueron
devorados con lujuria,
ahora son aplastados
con angustia
y mientras el corazón
en estruendo se deja escuchar
desde bajo de sus costillas
se adivina un palpitar