Enrique del Nilo

DESDE LA VENTANA

 

 

 

Se mecen los rayos de luna

sobre las finas

y semi transparentes cortinas

que abanican sus humedecidas pupilas

 

Rebotan en aquellas paredes

que la aprisionan

lo aún frescos ecos

de sus gemidos de pasión…

aderezados con caricias

y promesas que atestiguaron

las sedas de su cama

y las maderas de muebles y cuadros

que en silencio

noche a noche le acompañan…

 

Aún guardan aquellas sedas

que sobre el lecho reposan,

los olores y fragancias

que hormonas y secreciones

en ese claustro soltaban;

pueden percibirse

muy difícilmente

el carmín desvanecido

de las sangres virginales

que a los hilos se aferraron

 

Su mirada cual saeta

acribilla cada silueta

que en la distancia adivina…

su pulso y respiración

en desmedida crepitan

acaricia una espera

que sabe no culminará

 

Reposa estrujada

junto al tocador

una cuartilla

que absorbe el fresco

de lágrimas

que en secreto se derramaran;

al escrutarle en detalle

puede leerse:

 

No se como expresarte,

no tengo cara para verte;

no se si volveré a verte…

¡no se si voy a volver!

 

Mientras sus pupilas

se precipitan en mares

por sobre sus pronunciados senos

que desde debajo de la bata

amenazan con emerger;

esos mismos que fueron

devorados con lujuria,

ahora son aplastados

con angustia

y mientras el corazón

en estruendo se deja escuchar

desde bajo de sus costillas

se adivina un palpitar