Adrian Labansat

UNA NOCHE, UNA LUNA, UN ESTANQUE Y LA MUERTE

Azulada cabellera

rizos del plenilunio

trayectoria del viento anocheciendo

inmersión blanquecina en el agua

mojadura  escondida

espacio breve de una mano blanca que se ensancha

iluminación de resquicios sobre el agua

líquidos días hasta la blanda orilla,

la mañana le cobija, despeña sus oscuridades.

 

Entonces

 

para morir solo se requieren cuatro velas

no se necesita de un camino

ni de la noche, ni de estanques, ni de orillas

solo estar junto a la breve duración de la vida

besar la magnitud de sus labios

para soñar su rostro

cerrar los ojos, dejar de abrirlos.