Catelgood

Elogio

Dábaseme el gusto de hacer elogio…
de la gracia sutil de la naturaleza
y miraba al sol radiante y señorial
en respuesta de mi alto soliloquio
con la luna plena en su belleza
y mi rostro en serenidad monacal



Encontrábame a pesar de tal desplante
corto en encontrar palabras ciertas
para elogiar al que bien construyera
el viento, el cielo, azul… distante…
las flores, la mar, bella e incierta
los montes, floridos en primavera



Angustiábame por lograr tal empresa
y no encontrar el término adecuado
y triste por no tener palabra exacta
arrugaba papel y papel con tristeza
con enfado, confundido y frustrado
con ira y desazón grande y compacta



Y pasas de repente ante mis ojos
con paso entre chueco y encontrado
y todo se desvía hacia tus caderas
y el deseo me asalta, y me sonrojo
y hallo en tu pelo corto, alborotado
la palabra que vaga en mis quimeras



Y el elogio... que tanto me ha eludido...
se me revela en ti, por un sólo instante
y me brota de repente, al ver tu pecho:
-¡Te superaste, Dios!- digo conmovido
Y te sigo los pasos chuecos, diletante
y siento que Dios me abraza, satisfecho.