Tu boca es templo, tus ojos pilares
Tu piel, a veces solo palabra pura
Tus manos, símbolo de tanta ventura
ellos contemplan con miradas suaves
Como invierno, desde lejos, con miedos
Pienso, tenebrosa en cruzar tu estrecha unidad
Vasta y profunda noche, llega la paz
Oliendo a perfumes, rosa y sonidos.
Así hay amores frescos como el rocío
Verdes florecen, dulce uva en racimos
Y hay otros corrompidos, harto y triunfantes.
Mi alma en expansión, latidos y henchidos
Como algodón, tiernos como el aloe
Así cantan, vida, mi alma y tu calma