Todos participamos en la creación y expansión
del universo…
De sus leyes, de su parte positiva y negativa,
de su caos, de su orden y su desorden.
Tenemos la necesidad imperiosa de crear
una nueva Era, un nuevo mundo
donde se escuche más al corazón que al ego.
Donde la humildad gane la batalla a la prepotencia.
Pero esa nueva Era, no la traerán los sacerdotes,
ni los guías espirituales, ni los iluminados,
ni los gurús,
ni los maestros que imparten clases
haciéndose ricos
con las personas de buena voluntad que asisten a ellas.
La nueva Era llegara de la mano de los miles
de millones de hombres y mujeres
que humildemente y desde su libertad individual
impregnen con energía mental,
todos los rincones: de la tierra, de las galaxias,
del cosmos…
Cuando todos los corazones sintonicen
una nueva honda
y formen un colectivo capaz de superar
esta etapa: de egoísmos,
envidias, hambre, corrupción
y guerras… Entonces estaremos en la nueva Era.