Aquí se quedaron mis manos
siempre vacías de ti,
no te llevaste la soledad
exacta que grita las horas
que nunca estuviste,
me heredaste el frio laberinto
de tu cuerpo
y el alba impenetrable,
el estío sin sol,
y Esta triste luna
sin cuarto menguante.
No más extrañarte
en la distancia,
ni el contagio de la melancolía,
ni la epidemia de no decir tu nombre…..
de ser la mitad la de tu sueño,
de ser la errante espera del deseo
y la sombra del medio día.
No más besos sin hojas desprendidas,
ni más muerte cuando faltas,
ni más cielos con estrellas descocidas,
no más de estas tristes manos
que ultrajas,
aquí se quedó tu beso perpetuo
y las caricias en raíces
no quiero perpetuarme
en este sueño eterno
de ser, saber, si vives
o no existes.