El adiós vuela entre los vocablos que distribuye mi alma
entre los folios blancos, que lloran tus recuerdos, las ilusiones rotas
el beso musical que alegraba la aparición del alba y las Lunas.
La existencia se evapora en la última hoja del universo donde nos unimos,
partículas derritiéndose en la sombra de aquellos besos perdidos,
se diluye la vida en las coartadas del abismo construido por tus labios.
Sublimes trozos del corazón de los dos caen en el eco del silencio,
la hoguera del amor infinito se debilita en el laberinto de tu mirada,
poesías tatuadas en tu piel, manto de fugaz pasión y dolor, se borran de tu alma.
Desfallece el numen que inspira la vida mía, por el secreto de tu partida,
arden las hojas de mi poesía creando un mar de cenizas,
allí se ahogan las penas humanas, el sentimiento del todo se apaga,
la lumbre del amor maldito, se extingue en la carencia de tu ánima.
Se derrama el tintero de mi sangre, disolviendo la humilde vida,
el amor eterno vuelve en el arrebol del crepúsculo ardiente,
pero tú poetisa, robaste la existencia a mi triste poesía.