Muchacha en la ventana
con un gato
atigrado
me miraban
al pasar
sin dejar de mirar
mis pasos seguían.
Como un ritual
a diario pasaba
por el lugar
y
ella
miraba
sin dejar
de mirar
como yo pasaba.
Fueron muchos los días
y hoy me propuse
detenerme
ante esa ventana
y saludar
a la joven del mirar
constante
y su gato atigrado
que esperan mi paso
por el lugar.
Buen día
le dije
…..
siempre estás
esperando mi pasar
acompañada
de tu gato
quieres hablar, me das permiso
a pasar.
Ella
en un silencio
inicial
sin dejar de mirar
me dijo.
Será cierto
que a diario pasas
solo he escuchado
tus pasos
confundidos
con las brisas
cálidas del medio día
tu voz
suena cierta
háblame
cuando pases
……...
algún día entrarás
y podré oler
tus cabellos
y
recorrer tu rostro
con mis dedos.
Háblame cuando pases.